La iniciativa intersectorial permitió realizar por primera vez intervenciones preventivas y educativas en salud bucal a preescolares con Condición del Espectro Autista, generando un ambiente seguro gracias al acompañamiento de “Balú”, una perrita de asistencia.
El piloto “Estrategia Escuelas Libres de Caries” impulsado por la Mesa Intersectorial de Salud Oral, compuesta por la Seremi de Salud O’Higgins y con el apoyo técnico del Servicio de Salud O’Higgins, permitió que niños y niñas con Condición del Espectro Autista (CEA) accedieran a educación en salud bucal y a procedimientos preventivos en un entorno seguro, regulado y adaptado a sus necesidades. El beneficio más significativo fue la reducción de la ansiedad y el aumento de la tolerancia al entorno clínico, lo que posibilitó que muchos preescolares, quienes anteriormente no habían logrado recibir atención odontológica, pudieran participar, aprender e incluso ser intervenidos de manera tranquila.
La estrategia incorporó canoterapia, una técnica de intervención asistida por perros entrenados que busca disminuir el estrés, facilitar la regulación emocional y crear ambientes terapéuticos seguros. En esta experiencia, la presencia de Balú, una perrita de asistencia, actuó como un puente emocional entre los niños y el equipo odontológico, ayudando a disminuir la tensión y promover la confianza necesaria para avanzar en los procedimientos educativos y preventivos.
INTERVENCIÓN CENTRADA EN LA NEURODIVERSIDAD
Los referentes clínicos del Servicio de Salud Dr. Fabián Opazo, Dra. Carolina Flores y la asesora del Programa de Salud Bucal de la Seremi de Salud, Yinsan Qiu, trabajaron de manera articulada para adaptar el proceso a las necesidades sensoriales y emocionales de los niños neurodivergentes, fortaleciendo además las capacidades de los equipos en terreno.
Para la Dra. Carolina Flores, esta estrategia permitió “abrir puertas, visibilizar necesidades y generar esperanza hacia un acceso odontológico más equitativo para todas y todos”. A su vez, la asesora Yinsan Qiu destacó que “participaron 16 preescolares, muchos de los cuales nunca habían logrado recibir atención dental, y esta vez pudieron ser calmados, educados e intervenidos”.
CÓMO SE LLEVÓ A CABO LA INTERVENCIÓN
La implementación se desarrolló en distintas etapas que se integraron de manera complementaria. El trabajo comenzó con una sensibilización dirigida a los equipos odontológicos, quienes participaron en sesiones formativas sobre neurodiversidad y canoterapia. En estas instancias se presentó a Balú, permitiendo que los profesionales se familiarizaran con su rol y comprendieran cómo su presencia contribuiría a generar un ambiente más amable y menos invasivo para los niños.
Posteriormente se realizó un trabajo directo con las educadoras de los jardines infantiles, a quienes se capacitó en el uso de técnicas de acompañamiento emocional y sensorial. Este proceso fue clave para preparar a los preescolares y establecer rutinas previas al encuentro con el equipo odontológico, incorporando a Balú como parte del aprendizaje del cepillado y de la higiene bucal.
Finalmente, se llevó a cabo la intervención directa en los jardines infantiles, donde se desarrollaron actividades educativas mediadas por la perrita de asistencia. La presencia de Balú favoreció una mayor apertura emocional, permitiendo que los niños y niñas se acercaran voluntariamente al equipo clínico, participaran en juegos educativos y, en muchos casos, aceptaran procedimientos preventivos como la fluorización. Esta etapa también permitió evaluar la receptividad sensorial de cada niño y adaptar el ritmo y las técnicas según sus necesidades.
UN PRECEDENTE EN SALUD BUCAL INCLUSIVA
Gracias a esta metodología, la estrategia logró superar barreras históricas y demostrar que, cuando la atención en salud se adapta a la diversidad, es posible ofrecer un acceso más justo y respetuoso. El trabajo intersectorial y la mirada centrada en la neurodivergencia permitieron consolidar una intervención pionera que combinó innovación, sensibilidad y rigor técnico.
La experiencia “Escuelas Libres de Caries” deja instalada la posibilidad de replicar este enfoque en otras comunas de la región, impulsando un modelo de atención que permite que más niños y niñas con CEA reciban atención, aprendan y sonrían sin miedo.

